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CUADERNO DE INTEGRACIÓN SOCIAL

[entrecruzamientos entre artes y humanidades, bienestar social y mental, con unos toques de poiesis y eudemonía]

CUADERNO DE INTEGRACIÓN SOCIAL · espejos, ventanas, lentes

[entrecruzamientos entre ciencia, artes y humanidades, bienestar social y mental, con unos toques de poiesis y eudemonía]

DIBUJOS

Hasta hace relativamente poco tiempo era impensable que alguien pudiera presumir de madurez, cordura y tranquilidad pegando el dibujo de un niño de seis años en las paredes de su oficina o en la puerta de su nevera, o que cualquier adulto pudiera quedar encantado con la imagen de alguien con una cabeza torcida, sonriente, sus brazos emergiendo en horizontal desde la mitad del torso, con tres dedos rechonchos en cada mano y, aparentemente, sin pies. Hasta bien entrado el siglo XX, pocas personas estaban dispuestas a admirar cualquier tipo de arte que careciera de un notable dominio de las habilidades técnicas y fuera sensiblemente fiel a la apariencia real de las cosas. Los dibujos de los niños parecían simplemente los esfuerzos torpes de absolutos principiantes. Garabatos horrendos. Pero ahora estamos más dispuestos a disfrutar de estas obras de arte. Y quizá lo que nos conmueve consiste en una serie de cualidades que están profundamente amenazadas en la vida adulta y que, sin embargo, reconocemos inconscientemente como valiosas para una sensación de equilibrio interior y bienestar psicológico. La ternura es una parte vital de la existencia, y muchas veces la exiliamos. Vivimos en un mundo de tecnologías supercomplejas, extremas precisiones científicas, burocracias masivas, inseguridades económica e intensas competencias meritocráticas. Para sobrevivir con cierto grado de cordura en estas condiciones tenemos que ser criaturas excepcionalmente controladas, previsoras, razonables y cautelosas. Tenemos que ser adultos. Por lo que tendemos a no identificar de manera explícita lo que nos falta. Sería raro decir: necesito más fantasía, más confianza inocente, más desprecio alegre por las expectativas... Muy fácil olvidamos lo que queremos. Quizá por eso nos resulta tan infinitamente tierno encontrar todos estos anhelos adquiriendo formas simbólicas en los dibujos de un niño. El arte infantil nos brinda la oportunidad de recordar nuestras propias necesidades. Son, a su manera, demandas políticas, manifiestos compactos de algunas de las cosas que urgentemente demandamos en las ansiosas y comprometidas condiciones de nuestra seria y ocupada vida adulta.

Carlos Castro Rincón