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CUADERNO DE INTEGRACIÓN SOCIAL

[entrecruzamientos entre artes y humanidades, bienestar social y mental, con unos toques de poiesis y eudemonía]

CUADERNO DE INTEGRACIÓN SOCIAL · espejos, ventanas, lentes

[entrecruzamientos entre ciencia, artes y humanidades, bienestar social y mental, con unos toques de poiesis y eudemonía]

CASTIGO

Ella pide la muerte de todos los traidores burgueses. Ella quiere que se castigue hasta al último de los intelectuales y grita su lealtad al presidente Mao. Ella te mataría. Ella apenas tiene 15 años. Durante diez largos años, a partir de mayo de 1966, China perdió la cabeza. Convencido de que su revolución había sido víctima de fuerzas reaccionarias, Mao instó a los jóvenes de su país a volverse contra toda figura de autoridad: padres, artistas, pensadores y científicos. Los Guardias Rojos fueron los autores de terribles acontecimientos, los cuales abarcaron desde la destrucción sistemática del patrimonio hasta la humillación pública, el encierro en «campos de reeducación» (o laogai) y, en algunos casos, la ejecución. Tras los excesos, fueron perseguidos por Mao quien envió al exilio a muchos de ellos. Unas diez millones de personas, incluidas algunas de las mentes más grandes de China, murieron en el caos de la Revolución Cultural. Bandas de estudiantes con la moral por los cielos sacaron a sus mayores de sus oficinas y los obligaron a disculparse públicamente por sus «pecados burgueses». Pedir perdón nunca parecía ser suficiente. Tan pronto como alguien confesaba, era encarcelado o fusilado. Cosas que la gente había escrito diez o veinte años antes fueron desenterradas y utilizadas en su contra. Se filtraron diarios íntimos y cartas para destruir reputaciones. Personas distinguidas en sus carreras intentaron pasar desapercibidas. Colegas que habían trabajado juntos durante décadas se denunciaron ante las autoridades con la esperanza de mejorar sus posiciones en el sistema. Para quienes todo esto fue demasiado, el suicidio resultó una salida. Puede que todo haya sucedido en un lugar y momento determinados, pero la historia esencial es universal. Ha sucedido muchas veces antes, y volverá a ocurrir muchas veces después, bajo diferentes formas, con bienintencionadas causas ligeramente diferentes, enemigos del bien percibidos por doquier y nociones de justicia o moralidad en juego. No siempre se llamará Revolución Cultural, pero en el fondo siempre será el mismo acontecimiento: un espectáculo de denuncia, fariseísmo, crueldad, venganza y manipulación de las masas. Sucederá en plazas públicas o, más insidiosamente, en barrios, en oficinas, en medios, en redes sociales. Dondequiera que vivamos, por muy pacífico, democrático y respetuoso de la ley que sea el clima oficial en el momento, no deberíamos olvidar esta historia arquetípica. Pertenece a un conocimiento oscuro sobre la humanidad que podría protegernos de un infierno. La cultura en la que vivimos es tribal e implacable. Por eso la amabilidad no es solamente agradable, sino que puede salvar vidas.

Foto AP. Una muchacha de los Guardias Rojos en 1966 en China.

Carlos Castro Rincón