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CUADERNO DE INTEGRACIÓN SOCIAL

[entrecruzamientos entre artes y humanidades, bienestar social y mental, con unos toques de poiesis y eudemonía]

CUADERNO DE INTEGRACIÓN SOCIAL · espejos, ventanas, lentes

[entrecruzamientos entre ciencia, artes y humanidades, bienestar social y mental, con unos toques de poiesis y eudemonía]

BELLEZA

Según la mitología griega, las mujeres más hermosas del mundo eran las Tres Gracias, las hijas de Zeus: Aglaya (resplandor), Eufrósine (alegría) y Talía (floración). Cuando el maestro flamenco Peter Paul Rubens fue a pintar a estas mujeres estaba seguro de qué tipo de figuras necesitaría para representarlas como las más seductoras de todos los tiempos. Rubens no estaba siendo deshonesto ni travieso. Al elegir lo que a los ojos modernos parecen modelos con sobrepeso simplemente estaba reflejando el sentido común de su época. Su cuadro fue inmediatamente celebrado porque mostraba lo que todos en ese momento consideraban sexy y hermoso. Asumimos que nuestras propias ideas de bellas dimensiones son eternas cuando, de hecho, son relativas y cambiantes. Siempre existen más variedades de belleza en cualquier momento que una sociedad o época en particular está dispuesta a reconocer: hay muchos, muchísimos, tipos de belleza. Pero rara vez podemos ver más que una fracción de todas las posibilidades. Y si cada época tiende a ser ciega es porque tenemos muchas dificultades para apreciar lo que tenemos ante nosotros hasta que se nos presenta con glamour. Una forma de pensar en el arte es como un medio que, a lo largo de su historia, ha utilizado su prestigio y talento técnico para abrir los ojos de su audiencia a tipos de atractivo que de otro modo se habrían pasado por alto. No podemos cambiar la historia del arte, pero podemos notar, y encontrar consuelo en saber, que algunas de las maravillosas cualidades que tenemos en este momento pueden estar siendo pasadas por alto o condenadas no porque deban serlo, sino porque todavía no ha aparecido un artista con la energía y la destreza suficientes para resaltar nuestras virtudes. Es probable que haya una gran belleza en nuestras características físicas y en nuestras almas, sólo falta que alguien en el mundo tenga la imaginación para verla.

Rubens. Las tres Gracias, 1635.

Carlos Castro Rincón