creación literaria & soluciones textuales
youssef-naddam-iJ2IG8ckCpA-unsplash.jpg

CUADERNO DE INTEGRACIÓN SOCIAL

[entrecruzamientos entre artes y humanidades, bienestar social y mental, con unos toques de poiesis y eudemonía]

CUADERNO DE INTEGRACIÓN SOCIAL · espejos, ventanas, lentes

[entrecruzamientos entre ciencia, artes y humanidades, bienestar social y mental, con unos toques de poiesis y eudemonía]

NOVELA

Y un día, de repente, X no es capaz de llevar a cabo cualquiera de sus tareas cotidianas. Se aísla, se queda en silencio, se tira en la cama y comienza a llorar. Tiembla. Está experimentando uno de los fenómenos más desconcertantes de la mente: está teniendo un colapso. Imaginemos, como si de una novela se tratase, que lo que está sucediendo es el intento de desatar una mentira que alguien más amarró sutilmente en su vida, que por debajo de ese colapso una verdad reprimida durante mucho tiempo está tratando de romper unas cuantas capas de falsedad. Acaso X es incapaz de funcionar con normalidad porque esa normalidad se impregnó de algo incoherente, mezquino e imposible. Digamos que lo que hizo llegar a X a ese punto fue una variedad de consignas perversas pronunciadas implícitamente por las personas en las que más confiaba: su madre, su amante, su amiga. Por ejemplo: «Tienes que ser exitosa, pero justo cuando llegues a ese punto dejaré de amarte». O: «Tienes que cagarla, para que así yo pueda soportar mis propios fracasos». O: «Tienes que sentirte mal contigo misma, de esa manera yo podré reforzar mi propio valor». O: «Tienes que estar preocupada todo el tiempo, para que yo pueda vivir despreocupadamente». O: «Nunca puedes ser feliz, porque eso me entristecería muchísimo». X estuvo tratando de darle sentido a esos mensajes paradójicos durante mucho tiempo, creyéndoselos o luchando por no creérselos, pero ya no los aguanta más. Se ve obligada a desenredar la perversa posición en la que fue colocada hace años. Ese colapso actúa como su conciencia, y no va a parar hasta que haya descubierto la verdad. Ese colapso no puede decirle la verdad, pero insta a X a esforzarse por averiguarla. Ese colapso está ahí desesperándola para mantenerla en estado de absoluta honestidad. Le dice: entiéndeme, y te dejaré en paz; ignórame, y trastornaré todavía más tu vida cotidiana para evitar que te sigas engañando. Afortunadamente X logra descifrar el enigma, resolver el misterio, revelar el secreto. Comienza a tener una idea sobre quién pudo haberle inyectado una expectativa paradójica, y sobre cuán extraño y triste es que lo hayan hecho seres queridos muy cercanos. Ahora sabe que colapsó porque fue objeto de una mentira que necesitó los ojos de la locura para ser contemplada. En realidad, X nunca estuvo loca: es posible que gracias a ese colapso estuviera más cerca de la cordura de lo que jamás se atrevió a imaginar.

Carlos Castro Rincón