ITUTU
Entre el pueblo Yoruba, un grupo étnico de alrededor de 52 millones de personas repartido entre Nigeria, Togo y Benín, una de las formas más halagadoras de describir a una persona es diciendo que tienen mucho itutu. La palabra denota una forma particular de afrontar la vida: relajada, serena, segura y imperturbable. Si un autobús llega tarde, una persona con itutu no gritará ni se peleará con nadie; dejará escapar un leve suspiro y esbozará una sonrisa cansada. Si comienza a llover justo después de que colocaron unas sillas en el jardín para una fiesta, ellos —tranquilamente, sin inmutarse— simplemente las recogerán de nuevo. No hay mucho que pueda inquietar a una persona con itutu. Eso sí, es crucial entender que itutu no es un don divino ni un rasgo fortuito. Es una cualidad que se puede cultivar y es el resultado de haber absorbido una visión particular de la existencia. Para los Yoruba, la agitación y la ira surgen de un sentido erróneo y demasiado ambicioso de lo que está en nuestro poder alterar. Es cuando uno cree que tiene más control sobre la realidad externa del que realmente tiene que responde a las adversidades y frustraciones con furia. La persona calmada con itutu puede estar igual de triste que su prójimo histérico por el autobús retrasado o por la lluvia torrencial, pero lo que sustenta su ecuanimidad es la sensación de que los problemas no pueden evitarse y deben ser aceptados como parte del orden de las cosas. En su noble resignación, una persona con itutu demuestra una comprensión de otro concepto clave en la filosofía Yoruba: àṣẹ, que podríamos traducir como destino, existencia u orden cósmico. Lo que está en la jurisdicción de àṣẹ no puede ser alterado por la voluntad humana, pero una persona iluminada debe entender la dirección de àṣẹ y, en consecuencia, ajustar sus deseos y ambiciones. Hay un detalle importante aquí: itutu no sólo hace que una persona sea sabia; además, la hace atractiva, incluyendo el atractivo físico. Por eso, cualquier joven Yoruba que se respete se esforzará al máximo por adoptar las señales externas del itutu, especialmente cuando un fotógrafo local como Rachidi Bissiriou se ofrece a retratarlo. Muchas culturas conservan la sospecha persistente de que ser eficaz depende de la capacidad de ser frenético y ostentar mal genio; para los Yoruba, la agitación no sólo es una ofensa a una comprensión adecuada del universo; también es terriblemente fea.