KINTSUGI
Desde el siglo XVI, la filosofía budista zen en Japón ha sido consciente de la particular belleza y sabiduría de las cosas que han sido reparadas. Kintsugi es un compuesto de dos ideas: kin, que significa «dorado», y tsugi, que significa «carpintería». En la estética zen, los pedazos rotos de una vasija rota accidentalmente nunca deben tirarse a la basura; hay que recogerlos con cuidado, volver a montarlos y luego pegarlos con una laca impregnada de un exuberante polvo de oro. No debería haber ningún intento de ocultación vergonzosa del daño; el punto es hacer que las rupturas sean hermosas y fuertes. Y las preciosas vetas de oro están ahí para enfatizar que las fallas tienen un gran mérito en sí mismas, que hay algo de esperanza en los quebrantamientos.